Solo hay el Ser
cuerpo y mente aquietados
Es el samadhi
Nada de lo que poseo me hará feliz si no tengo paz interior. Puedo tener una vida cómoda y un sinfín de distracciones y placeres a mi alcance, pero nada de esto me dará verdadera felicidad ni podrá protegerme de la enfermedad, la vejez y la muerte. Ni siquiera el poder y la riqueza podrán protegerme. La vida humana es un precioso tesoro difícil de alcanzar, pero si no la utilizo convenientemente seré como quien derrocha una gran fortuna en diversión y placeres. ¿A qué dedicaré mi vida? ¿Qué es lo que le dará sentido? ¿Cuál es su propósito? Si no sé responder a estas preguntas soy como un navegante que navega sin conocer su destino ni el rumbo que sigue.
Hasta donde nuestro conocimiento alcanza, probablemente nadie haya estudiado estas cuestiones con más
profundidad ni expuesto unos razonamientos mejor fundados para
responderlas que Buda. Y no se limita a responderlas, sino que
demuestra con la práctica, la suya propia y la de los muchos que le
han seguido, que sus respuestas son correctas y conducen a quien
sigue el camino que señala a encontrar lo que busca: el fin del
sufrimiento y la felicidad verdadera.
Las primeras enseñanzas de
Buda versan sobre las Cuatro Nobles Verdades. La Primera Noble Verdad
es la existencia del sufrimiento; la Segunda Noble Verdad, sus
causas; la Tercera, la cesación del sufrimiento y la Cuarta el
camino para alcanzar la cesación del sufrimiento. El sufrimiento,
que sin duda existe, porque lo experimenta todo ser sintiente,
procede de buscar la felicidad donde no se halla. Todo aquello en lo
que ordinariamente confiamos para alcanzar la felicidad es
impermanente; es decir, efímero, y por tanto no puede proporcionar
una felicidad duradera. Y no solo esto, sino que también es
insustancial; es decir, carente de existencia propia y dependiente de
causas externas para existir. Si apoyo toda mi vida y mi esperanza en
cosas efímeras y sin existencia propia, he de saber que en cualquier
momento podrá sobrevenir la desaparición de esas cosas y con ella
el derrumbamiento de mi esperanza y de lo que consideraba la razón y
el fundamento de mi vida. La Tercera Noble Verdad indica que es
posible alcanzar la cesación permanente del sufrimiento y la Cuarta
que existe un camino para alcanzar esa cesación.
Este camino es el
que Buda llama “Noble Óctuple Sendero”, cuyos ocho pasos son los
siguientes: recta opinión, recto propósito, recta palabra, recta
conducta, recto sustentamiento, recto esfuerzo, recta atención y
recta concentración. ¿Qué es lo que me impulsa a poner toda mi
esperanza en cosas efímeras y sin existencia propia? Sin duda la
ignorancia. Solo recurriendo a la sabiduría podré hallar aquello en
lo que sí es posible confiar para alcanzar el fin del sufrimiento y
la felicidad perdurable. De la sabiduría nacen la recta opinión y
el recto propósito. La recta opinión es que solo lo que no es
mudable puede ofrecer fundamento confiable para sustentar la
felicidad perdurable. El recto propósito es alcanzar la cesación del sufrimiento. De la recta opinión y el
recto propósito nacen la recta palabra y la recta conducta, que consisten en mantenerse fiel a lo no mudable en el pensar y el hablar y en el actuar. El recto sustentamiento hace referencia a que el medio de vida de quien ha elegido este camino no puede traicionar su fidelidad a la sabiduría. El recto
esfuerzo es el de aquel que busca en todo momento mantenerse fiel al Noble Óctuple Sendero. La recta atención señala que todos nuestros
sentidos están dirigidos a mantenernos fieles al Noble Óctuple
Sendero y que nos mantenemos alertas en todo momento para corregir
cualquier desviación. Por último, la recta concentración significa
que no es posible alcanzar la sabiduría recurriendo solo a fuentes externas, sino que es necesaria la contemplación en nuestro interior
del Ser Eterno e Inmutable.
Esta
es, en esencia y muy condensada, la enseñanza de Buda.
Es
una enseñanza que no niega el mundo ni se opone a él, pero le
atribuye un sentido, servir para alcanzar el fin del
sufrimiento. De un modo práctico, puede decirse que no es necesario
abandonar el mundo y todo lo material, pero que sí es necesario atribuir al mundo y a lo material su
verdadero sentido, que es no constituir un fin en sí mismo, sino un medio
para crear y mantener condiciones favorables para avanzar en el
camino hacia la cesación del sufrimiento. Todo, desde la vida
familiar y social, el trabajo, el ocio y hasta mis más íntimos pensamientos,
cobra sentido cuando le doy el valor de ser medio para mantenerme en el
camino hacia la cesación del sufrimiento. Si, como alguien ha dicho,
la espiritualidad es el territorio y las religiones son el mapa que
nos guía por él, hay que decir que el mapa trazado por Buda es muy
detallado y práctico, basado en la observación y la experiencia y
puesto a prueba durante más de veinticinco siglos por millares de
peregrinos. También hay que decir que, aunque a primera vista,
parezca distanciarse de otros mapas, una mirada atenta no puede dejar
de percibir que todos los mapas, todas las religiones, trazan el
mismo sendero, aquel que tiene como punto de partida el yo efímero y como meta el Ser Eterno e Inmutable.
Lecturas
recomendadas:
“Majjhima
Nikâya. Los Sermones Medios del Buddha”, Editorial Kairós
“"Udâna. La palabra de Buda", Editorial Trotta
“Cómo
transformar tu vida. Un viaje gozoso”. Gueshe Kelsang Gyatso,
Editorial Tharpa.
"Budismo moderno. El camino de la compasión y la sabiduría". Gueshe Kelsang Gyatso, Editorial Tharpa.
"Budismo moderno. El camino de la compasión y la sabiduría". Gueshe Kelsang Gyatso, Editorial Tharpa.